La fábrica de tejidos Maranganí fue fundada en 1897 por Pablo Mejía, Antonio Lorena y Federico Bornaz con un capital inicial de cinco mil libras peruanas. Inicialmente, Maranganí fue una fábrica rural ubicada en la provincia de Canchis que aprovechaba la fuerza del agua que le proporcionaba un río en el poblado de Chectuyoc donde se instaló una turbina hidráulica para dar movimiento a sus máquinas. La fábrica era alimentada con la lana producida por la hacienda lanera más importante en la cordillera de Chimboya en Canchis; así, en el siglo XX, llegó a contar con muchas tiendas en las principales ciudades del Perú. Actualmente, la fábrica sigue activa y forma parte de las dinámicas económicas del sur andino.