La ciudad de Arequipa fue fundada el 15 de agosto de 1540 por Garcí Manuel de Carbajal como la Villa de la Asunción de Nuestra Señora del Valle Hermoso de Arequipa, en un espacio ocupado por poblados indígenas. Sin embargo, la ciudad en el momento de la fundación contaba con un cabildo establecido, puesto que la fundación de la villa es consecuencia del traslado de la Villa Hermosa de Camaná. Durante la república gozó de gran importancia en el campo económico y político; asimismo, actuó como contrapeso al poder de Lima y resaltó la importancia económica del sur peruano. La ciudad de finales del siglo XIX y XX se proyectó como una urbe moderna que, con la articulación de los ferrocarriles del sur y de la comunicación terrestre, dictaminaba el devenir económico e influía decisivamente en el sur del país.