Con el nacimiento de la fotografía en la tercera década del siglo XIX, comenzaron los intentos de registrar fielmente la realidad. A esto se le suma el interés de los científicos y artistas por reproducir objetos u obras originales lo más fielmente posible y prescindir de grabadores o pintores que, si bien lograban captar la esencia de los objetos, no conseguían una reproducción fidedigna. Así, surge la reproducción fotográfica que, generalmente, representa objetos bidimensionales y tridimensionales; sin olvidar que toda fotografía sea una reproducción o un original, tiene una intención de representación y en el caso de la primera, esta posibilita la sustitución del objeto original a través de la imagen.