En el año 1921, durante el segundo Gobierno de Augusto B. Leguía, se dio un paso para reformar el Carnaval en el espacio público para así otorgarle control a las elites y el Estado, y reemplazar el tradicional juego brusco del carnaval tradicional. Así, el carnaval se reelabora con la participación de una reina del carnaval y una reina de los mercados. Muy probablemente esta tradición de elegir a reinas de fiestas se haya extendido a las demás celebraciones