En los años treinta Machu Picchu se volvió mucho más accesible producto de la construcción de vías férreas y carreteras de penetración hacia las zonas de selva. Esto permitió que muchos cuzqueños interesados en visitar el recinto pudiesen conocer la ciudadela. Así, innumerables estudiantes, maestros y gremios cuzqueños realizaron viajes de excursión a Machu Picchu convirtiéndolo en uno de los principales atractivos del turismo local en la región.